JERUSALÉN
De cristales son todas las cosas.
De cristales son nuestros sueños,
y nuestros cuerpos.
De cristales son las ciudades de arena
y los laureles de fuego.
De cristales son sus ojos,
sus ojos de polvo,
y sus labios de cera.
Todas las cosas son cristales rotos, polvo y arena seca.
Quiero volver a ser de barro, Señor.
¡Oh dios, volver a ser de barro! ¡Tu barro! Y no romperme nunca.
Ser barro en tus manos y no romperme nunca, nunca, nunca.
Volver a ser tu barro y no romperme jamás.